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sábado, 11 de agosto de 2012

Juan Manuel Sánchez Gordillo

A estas alturas a nadie le puede sorprender que este humilde blog esté en total desacuerdo con las políticas económicas de este gobierno, tras manifestarlo reiteradamente artículo tras artículo.
Y al igual que este, muchos otros en la red se manifestan en contra, advirtiendo del gran peligro que supone para el país y para sus ciudadanos las decisiones que este gobierno, pusilánime e incapaz donde los haya, está tomando a pesar de que las reacciones a todas sus actuaciones les dicen, tozuda y sucesivamente, que se están confundiendo.
Pero las opiniones en la red son como si no existieran; sólo existen los medios de des-información oficiales del estado, que transmiten a la ciudadanía el mensaje oficial del actual régimen.
Pero es que no sólo blogs anónimos e independientes están clamando por un cambio de política económica. Figuras mundiales prominentes entre los que destacan los premios nóbel Paul Krugman o Joseph Stiglitz se suman al clamor que advierte que estas políticas sólo conducen a una profundización de la recesión que padecemos.
Uno tras otro, no importa quién opine, son maltratados y ridiculizados por políticos y medios de des-información, erigiéndose en ilegitimados oráculos del llamado “neoliberalismo” imperante que es una manera sutil y eufemística de denominar el expolio rampante y avaricioso que los llamados “mercados”, que no son otra cosa que los poderes financieros mundiales, están llevando a cabo con total impunidad.
Y los gobiernos de los países afectados (casi todos, incluso los “pata negra”) no son más que sumisos títeres, a pesar de toda la apariencia de capacidad y poderío que pretenden mostrar.
No importa quién diga, ni qué diga. Cualquier denuncia, cualquier manifestación en contra de la corriente oficial es sistemáticamente bloqueada por los obedientes y eficientes medios de des-información, y la esperanza de influir un cambio en la actual situación económica y del expolio al que estamos siendo sometidos los ciudadanos del mundo se presenta totalmente inútil.
No se atisba salida alguna para las personas corrientes del planeta más que agachar la cabeza y pencar con estoicismo todo lo que nos están haciendo sufrir esas personas, insensibles y psicópatas, a las que no les importa ni el sufrimiento de millones de personas ni la muerte por hambre –sí, por hambre, en el siglo XXI de nuestra era- de otro gran puñado de millones de seres humanos. A ellos sólo les importa el control y el poder. Y esa supuesta grandeza que otorga “el éxito”
Y en medio de esta desmoralizadora situación se produce un hecho de una aparente trascendencia menor.
Un grupo de personas, trabajadores corrientes, ciudadanos aparentemente intrascendentes, asaltan dos supermercados en España y entregan el botín de su atraco (leche, garbanzos, lentejas, azúcar, harina, etc., etc.) a gente que estaba pasando HAMBRE.
Nada especial, nada trascendente.
Pero… LA REACCION.
“No vamos a permitirlo”, dice el ministro de interior del orgulloso gobierno español. “No vamos a permitir el desafío a la propiedad privada”.
A continuación, y de manera urgente, se pone en marcha –una vez más- la eficiente maquinaria de los medios de des-información para bloquear esta actuación aparentemente intrascendente pero de un calado que va muchísimo más allá de las apariencias.
Y utilizan métodos estalinistas para desprestigiar a uno de los integrantes de este “feroz atraco”, el señor Juan Manuel Sánchez Gordillo, tachándole de “rojo”, “comunista trasnochado”, “el nuevo Ché Guevara”, “El bosque de Sherwood o la provincia de Sevilla”, “Cómo ser un Ché…”, etc., etc., como si todo eso fuera un insulto.
Pero la realidad es que esta simple actuación va a poner al actual gobierno en una situación muy delicada.
El gobierno tendrá que decidir si va a poner entre rejas a este grupo de humildes trabajadores que han “robado” material valioso (¡¡¡comida para gente necesitada!!!) cuya valoración económica puede estimarse en unos 1.000 euros, mientras mantiene en sus mansiones doradas a otros que se están llevando cientos de miles de millones de euros –que, por cierto, pertenecían a los sufridos ciudadanos entre los cuales están los hambrientos- y que son admirados y bendecidos por el statu quo.
Ahora el gobierno deberá decidir qué hacer, y tendrá que definirse.
Por el momento hay siete detenidos.
Veremos qué hacen con ellos…
“Por sus actos les conoceréis”.
La denuncia que grandes voces como Krugman o Stiglitz no han sido capaces de trascender, la va a conseguir un puñado de trabajadores del campo, humildes pero grandes, orgullosos y lúcidos que, de una manera tan simple como magistral, acaba de poner en un gran brete al actual gobierno.
Su denuncia es clara y contundente, y también su determinación: El hambre ya está aquí, y no vamos a permitirlo.
Gracias y enhorabuena a Juan Manuel Sánchez Gordillo, Andrés Bódalo, José Caballero, F.J.M.C., Néstor Salvador, Diego Cañamero, y a todos los demás cuyo nombre desconozco.
Grandes, enormes, geniales.

abap

viernes, 4 de mayo de 2012

Rescate a la banca privada

El Sr. De Guindos  anunció ayer en Barcelona que el gobierno va a regular próximamente la creación de sociedades para “aislar los activos inmobiliarios problemáticos de la banca”. Y esta fantástica medida dicen que será “una solución rápida y transparente para la banca”.
Según afirma el ministro, estas sociedades no seguirán el modelo “banco malo”.
Bueno, eso dice él. Ya se explicará…
Mientras tanto, el Sr. Botín repite que no es necesaria la creación de este tipo de sociedades para aislar los “activos tóxicos” y afirma que “se está en la buena dirección aunque el mercado no lo haya entendido todavía”.
(Ayyyy, estos mercados…).
Insiste asimismo el Sr. Ministro que al estado no le supondrá desembolso alguno de dinero: "El Gobierno no creará nada, ni un banco bueno, ni un banco malo, y no se destinará ni la más pequeña de las cantidades de dinero público para ello".
Pues ya nos explicará entonces qué es lo que ha pensado hacer, y la cuestión será, aparte del título que le piensa otorgar a esta operación, cómo la articula.
Parece que nuestro muy creativo y experto-en-estas-lides ministro de economía ha recurrido al manual de innovación de su anterior etapa en la célebre institución Lehman Brothers para diseñar una operación que debemos calificar de “mágica”.
Es decir, que la solución para la banca privada pasa por crear sociedades para depositar en ellas los activos inmobiliarios sobrevalorados y… ¡Listo, asunto solucionado!
¡Coño!, ¿cómo no se me habrá ocurrido antes?
Es decir, que si a Navidul se le estropea una partida de… digamos… 200.000 jamones… ¡No hay problema, Navidul!: Creas una sociedad, le traspasas los 200.000 jamones podridos y… ¡asunto solucionado!
(Esto se les debió olvidar enseñármelo en la MBA School).
La creatividad financiera no tiene límites, y esta idea es un insulto a la inteligencia menos dotada.
Salvo que, por supuesto, esto tenga truco.
Pero ¿cómo vamos a pensar eso de un gobierno que actúa de manera sincera y transparente para el bienestar de sus ciudadanos?
¡Por dios, qué disparate!
Y es que esta operación sólo se vuelve coherente para la banca si cumple una condición: que la banca enajene estos activos a su valor contable o cercano a él, aceptando descontar las insuficientes provisiones ya efectuadas.
Pero… ¿quién va a comprar estos activos a un precio superior al mercado?
¡Correcto, acertó! El de siempre, claro, y tras la correspondiente violación institucional (violado = en contra de su voluntad).
Alguien dirá que el valor de esos activos ya se ha descontado en balance.
Es una opinión que, además de ser de difícil probatura, me temo que no es compartida por “los mercados”. Si así fuera, deberán explicar dos cuestiones obvias:
Cuestión 1
Si la banca privada ya hubiera ajustado sus balances al valor real de estos activos inmobiliarios entonces no tiene de qué preocuparse, porque sus actuales balances son magníficos y ellos unos colosos. Y además habría que interpretar que lo que en realidad le ocurre a las agencias de calificación y los mercados es que le tienen manía a la banca española.
Cuestión 2
Si la banca privada ya hubiera ajustado sus balances al valor real de estos activos inmobiliarios entonces ya no habría necesidad de crear estas sociedades malas, porque las cuentas ya estarían saneadas y la vida sería de color rosa.
¿Cuál es el objetivo real de esta operación?
O dicho de otra manera: ¿Qué están tramando?
Esta es una maniobra financiera más que huele mal, muy mal, y de una justificación tan absurda como infantil.
La realidad es que apostaría mucho a que los ciudadanos vamos a financiar a la banca privada una vez más, y me temo que, en contra de lo que dice el Sr. De Guindos, lo haremos de un modo similar al modo “banco malo”, aunque lo disfracemos de otro personaje.
Si siguen el modelo puesto en marcha en Alemania, el estado comprará estas sociedades (a valor contable, restando las provisiones ya realizadas) a cambio de bonos de deuda pública (negociables, por supuesto), y los bancos garantizarán la recuperación del valor de estos activos en el largo plazo.
Tiempo al tiempo.
Por otra parte, la banca privada alemana se ha comprometido a otorgar tanto crédito como ayuda reciben. Hablaremos en su momento del “compromiso español”.
La solución para la banca privada es muy buena (más bien es cojonuda, si se me permite la licencia), y si tienen cualquier otro problemilla no tienen más que decirlo.
Y si esto no es un  rescate, un rescate al sector bancario, que me lo expliquen.
¡Ayudemos a la pobre banca!
A propósito… ¿conocéis el refrán: “No hay buena acción que no merezca su justo castigo”?

abap

sábado, 28 de abril de 2012

Réquiem por España

España está maldita.
Desde los Reyes Católicos, hace 500 años, 5 largos siglos, no hemos tenido ni un solo gobernante mínimamente competente.
Ni uno sólo en 500 años. Se dice pronto.
España está maldita.
Sin embargo algo tenemos que hace que no nos ahoguemos, pero vive dios que ese algo no está en nuestros gobernantes.
Porque aunque parezca incomprensible, no jugamos en tercera categoría regional a pesar de nuestros entrenadores, sino que estábamos en cabeza de la segunda división con opciones de ascender a la primera división.
Pero hemos dicho “estábamos”, en pasado, porque el análisis de la realidad nos dice que ahora estamos descendiendo a los infiernos.
Al anterior gobierno, al que no se me ocurre mejor calificación que la de “naif”, aparte de su flagrante incompetencia, le sucede una pandilla de aficionados igualmente incompetentes que creen en todo menos en ellos mismos. No tienen ni una idea propia. Todas sus ideas son de origen foráneo, germánico por más señas.
Y se comportan como perritos fieles que necesitan una caricia de su amo una vez que han recogido el palito que él les ha lanzado.
Es patético.
Estos chicos, estos gobernantes de hoy, están superando la peor de las previsiones.
Son malos, muy malos, y se van a cargar España, esta España acostumbrada ya a soportar la recurrente incompetencia secular de sus gobernantes.
Y no es que lo diga este humilde observador. Igualmente lo dicen, entre otros, el Sr. Krugman (premio nobel de economía), el Sr. Stiglitz (premio nobel de economía), y el Sr. Hollande, “San Hollande” para los amigos, la única esperanza para esta Europa que se desliza hacia el precipicio, aunque ya vamos acumulando experiencia y nos hemos acostumbrado a no esperar nada de nadie, por muy bonito que lo pinten.
Y es que, para colmo y colofón de la sinrazón, la misma advertencia es repetida por el mayor lacayo del poder, el FMI, ese que suele imponer este tipo de recetas a los llamados “países en vías de desarrollo” para terminar hundiéndolos en el fango.
Hasta el FMI está advirtiendo que este no es el camino.
Vivir para creer.
Si hay algo especial, algo destacable entre todas las carencias de estos señores, es la falta de sentido común, ese sexto sentido que suele advertirte cuando te vas a equivocar.
Estos señores, que son sólo unos pocos, son tozudos, tozudos en su falta de sentido común del que, desgraciadamente, en breve vamos a “disfrutar” 45 millones de sufridores de errores ajenos.
Esta condena de tantos por tan pocos es injusta, y esto no debería ocurrir de ninguna manera.
Pero así será.
Diariamente anuncian lo que llaman medidas, o reformas, que no son más que una triste colección de errores. Siguen sin entender que la causa de nuestra crisis no es un gasto excesivo, sino una disminución dramática de los ingresos del estado. Y todo lo que están haciendo es tomar decisiones que provocarán, sin ningún género de dudas, sucesivas y recurrentes disminuciones de los ingresos.
Y es que aparte de estas medidas destructivas, los llamados recortes, todavía no han enunciado ni una sola medida constructiva, algo que sirva para incrementar los ingresos y, de paso, relanzar el país.
Se conoce que Angela –o Anguela, como dicen ahora los periodistas enterados- todavía no ha escrito el capítulo correspondiente al crecimiento de los países.
Desde otro punto de vista, esta vez desde la óptica de la justicia social, se me hace intragable el aumento de los impuestos directos, esos que se aplican a través del anunciado incremento del IVA para el próximo año, y la subida selectiva de productos de consumo masivo como gasolinas, tabaco, bebidas, etc.
De esta manera, el sustancial incremento del precio de estos productos es exactamente el mismo tanto para los más ricos como para los más pobres.
Con lo sencillo que sería una corrección a las tablas de IRPF garantizando el acceso a los productos básicos a las capas sociales con menos ingresos.
Una única medida, esta corrección del IRPF, una sola vez, en contraste con los diarios anuncios de nuevas medidas restrictivas con las que se nos atraganta el desayuno todos los días desde que estos señores se han sentado en sus sillones de mando y que no hacen más que provocarnos inquietud y diarrea, a partes iguales. No hay país cuya moral no se vea aniquilada con este incesante goteo de putadas con las que nos obsequian prácticamente todos los días.
“Todos los días un plátano, por lo menos”.
Y, por no extendernos en exceso, esta vez no vamos a hablar de los eufémicos impuestos al capital y sus rendimientos.
Y tampoco queremos repetirnos en denunciar que medidas semejantes, mucho más moderadas, fueron condenadas hace escasos meses por los mismos que hoy las están decretando. Las plumas bienintencionadas quieren justificarles diciendo que es comprensible porque no es lo mismo ver los toros desde la oposición que desde Moncloa. Pero esto es mucho peor, porque este argumento no hace más que aumentar mi inquietud y mi preocupación pensando en que, los que ahora ocupan Moncloa, son novatos e inexpertos y que ahora es cuando están aprendiendo. ¡Dios nos coja confesados!
Estos son los gobernantes de turno, los que ahora gobiernan.
Y especulando con las expectativas, todo apunta que a estos incompetentes les sucederán otros de la misma categoría.
España está condenada, y todo apunta a que su ejecución no tardará en llegar. Y que cuando ya no quede más remedio que aceptar la triste realidad, ya será demasiado tarde.
España, qué has hecho para merecer estos gobernantes.
España, qué has hecho para merecer tanta incompetencia durante tanto tiempo.
España, ¡qué pena!


abap


domingo, 8 de abril de 2012

¿Europa, qué Europa?


Ya lo decía Anguita hace 20 años, recién finalizada la reunión de Maastricht, donde fundamentalmente se establecieron los objetivos comunes encaminados a alcanzar la unión monetaria. Más o menos Anguita venía a decir que se había hablado de números, ratios y medidas de corte exclusivamente económico para “converger” (hoy esto suena a música celestial) pero… ¿y la población, la cohesión social, el bienestar europeo?
Hoy no puedo más que recordar aquellas palabras que entonces me parecieron acertadas y hoy califico de premonitorias.
¿Qué Europa es ésta? ¿De qué Europa estamos hablando?
Una Europa a medio cocer. Descohesionada e insolidaria, desigual, inoperativa, con unos procedimientos inconclusos que ahora descubrimos que no solamente están sin rematar sino que juegan en contra.
El euro, que nos ha proporcionado una estabilidad monetaria desconocida hasta entonces para los países periféricos, nos ata a la vez de pies y manos para adoptar medidas individuales que nos preserven y protejan de crisis como la actual.
Se centralizan a nivel europeo funciones que en el pasado desarrollaban los bancos centrales de cada país, y establece medidas “para Europa”.
Es decir, establece políticas económicas para Alemania y para Francia, a la vez que para Grecia, Portugal, España…
Absurdo.
Esto no funciona.
Así lo tenemos muy difícil.
Hace unos pocos años podríamos haber “enfriado” nuestra economía si dispusiéramos de las herramientas adecuadas -véase el control del precio del dinero- y quizás hubiéramos podido bloquear la desdichada burbuja inmobiliaria que cegó nuestros ojos con destellos áureos.
Pero esa política económica no coincidía con la de otros países “más importantes”…
Desde que en 2005 la población europea rechazó la fallida constitución europea, los supuestos líderes europeos se han petrificado, y eso es impresentable.
Y recuerdo a Anguita cuando España menciona el caso griego para negarlo en nuestro país, o cuando ahora lo menciona Sarkozy en referencia a España para disgusto de algunos.
Acaso mañana Alemania mencione el caso francés…
¿Dónde está la solidaridad entre europeos?
Europa insolidaria.
Un banco central europeo que establece la “ayuda” a sus compañeros de viaje en base a prestar a la banca privada al 1% para que ésta, a su vez, la preste al 30%, como es el caso de Grecia.
Una Europa que exige políticas económicas suicidas a los moribundos.
Una Europa que utiliza el mal de sus compañeros para justificar sus exigencias perversas en aras de un rigor que, efectivamente, ha sido omitido por políticos inconscientes y poco preparados.
Todo esto provoca que, a modo de ejercicio mental inconsciente, barajemos la posibilidad de declarar la unión europea como intento fallido y difunto que quizás haya que abandonar cuanto antes por pura supervivencia.
De esta manera volveríamos a tener un mayor control de nuestras economías y de nuestro destino, y volveríamos a disponer de las herramientas del pasado que ahora se echan de menos: control del precio del dinero, del cambio de nuestras monedas, etc.
En este proceso perderíamos cosas, sin duda, pero estamos obligados a sopesar su trascendencia.
Lo más importante, que no es poco, es que perderíamos la solidez monetaria que ahora disfrutamos con la fortaleza de la unión, preservando nuestra moneda, el euro, de ataques financieros perpetrados por gente malvada que se enriquece, sin ética ni piedad, a costa del mal de la población de países enteros, siendo a la vez admirados por el mundo, como es el caso de Soros y otra gente de mala baba.
La cuestión es si esta fortaleza es motivo suficiente, desde el punto de vista puramente económico -como fue el talante de la reunión de Maastricht-, para mantenernos en la unión, habida cuenta de nuestra situación y de nuestro escaso poder de reacción.
Otra cosa son los motivos más allá de la economía, más elevados, pero que hoy por hoy son pura filfa en esta Europa dormida e inconsciente.
Europa, líderes europeos: o hacia delante o hacia atrás.
Hay que tomar decisiones, para avanzar de una vez por todas o para dinamitar este intento de unión europea.
Pero no podemos seguir así, no podemos seguir indefinidamente en tierra de nadie, al albur de los vientos.
abap

martes, 20 de marzo de 2012

Pago deuda AA.PP.: Imprescindible, impresentable, y sin rematar.


La decisión por parte del gobierno de constituir un crédito sindicado de 35.000 millones de euros para facilitar el pago de las enormes deudas a proveedores por parte de los ayuntamientos y las comunidades autónomas es una medida poliédrica con múltiples aristas. La arista positiva es que es una medida imprescindible que ya iba siendo hora de ser abordada. La demora en el pago por parte de las  AA.PP., sumada a la escasez de financiación para pymes, es un cóctel letal que se ha convertido en una de las principales causas de destrucción de empleo de este país.
Sin embargo se tenía que haber llegado más lejos, y esta es la arista “sin rematar”.
Siguiendo la estela del establecimiento del límite constitucional para el déficit público, hubiera sido un magnífico momento para haber limitado, de verdad, el plazo de pago a proveedores. Y no sólo para las administraciones públicas, sino para todo tipo de transacciones comerciales efectuadas en el estado español.
Los abusos en el pago a proveedores no es monopolio del estado. Las grandes empresas españolas establecen unos períodos de pago a proveedores que, en algunos casos, pueden calificarse de abusivos. Así, los pequeños proveedores se ven obligados a soportar este estigma del comercio español si quieren mantener sus clientes importantes (o lo tomas o lo dejas), y esto se traduce en una necesidad de financiación extraordinaria que grava de manera notable los beneficios y la supervivencia de las pymes.
La ley de morosidad que en España entró en vigor en Julio de 2010 es demasiado laxa para ser efectiva. La ausencia de sanciones administrativas para las compañías que incumplan los plazos legales para efectuar el pago de las facturas mantiene a las pequeñas empresas en manos de las grandes corporaciones. A pesar de que la ley permite la exigencia de intereses de demora, esta no es la cuestión importante sino la puntualidad en el pago.
La consecuencia es que un pequeño proveedor de una gran empresa deberá aceptar sin rechistar los plazos de pago que ésta le impone si no quiere ver peligrar su relación comercial con un cliente estratégico.
En la mayoría de los países desarrollados, el pago de las facturas es mucho más ágil. Más concretamente, la UE aprobó una directiva para limitar a 30 días el plazo para el pago de facturas tanto en el ámbito público como privado (aunque con amplias excepciones), mientras que la ley española establece, a partir del 1 de enero de 2013, fecha en que termina el período transitorio, un plazo de 60 días en las transacciones privadas y 30 días para las transacciones con las AA.PP.
En un momento de sequía financiera como el que estamos sufriendo, el estricto cumplimiento del plazo de pago limitaría sustancialmente las necesidades de financiación de todas las empresas españolas. La consecuencia, extraordinariamente beneficiosa, no sólo se traduciría en una deseable dinamización del comercio de este país, sino que permitiría a muchas empresas salvarse del cierre por motivos exclusivamente financieros.
La otra cara de la moneda se centra en el único sector beneficiado de nuestras malas prácticas: la banca privada. Debido a esta lacra del comercio español, a esta endémica e inexplicable dilatación de los pagos en España, la banca privada obtiene grandes beneficios a través de la financiación de los derechos de cobro de las empresas. Y no sólo esto sino que, debido a su gestión del riesgo, se convierte en árbitro de las posibilidades de supervivencia de muchas pequeñas empresas al decidir, según sus legítimos criterios, la concesión o denegación de la necesaria liquidez a los sufridos proveedores.
Pero el aspecto “impresentable” de esta medida es la increíble bicoca que se le ofrece sin justificación aparente a la banca privada, que con una mano toma dinero prestado del banco central europeo -nuestro dinero- a un tipo de interés del 1% para a continuación, sin más esfuerzo que tomar ese dinero con la otra mano, prestarlo al estado -es decir, nos lo presta de nuevo y a su vez a nosotros- a un tipo de interés que supera el 6%.
Un negocio financiado que reporta a la banca privada un beneficio neto de un 5% por no hacer nada de nada, absolutamente nada.
Un negocio que nosotros le proporcionamos y que, sin valor añadido alguno, nos cuesta un 6%.
Juro que en mi próxima vida seré banquero.


abap
 

jueves, 1 de marzo de 2012

¡Que te calles, coño!


¡Calladitos!
Los medios de comunicación, una vez más, defendiendo intereses oscuros, se encargan de demonizar las manifestaciones de los ciudadanos. Las etiquetas no son nuevas: Vandalismo, manifestaciones callejeras, grupos antisistema, etc., etc.
Es decir, que los vándalos son los ciudadanos que osan quejarse y queman cuatro contenedores, mientras que los ladrones de guante blanco, esos que se dedican a jodernos –eso sí, de manera muy profesional- y robarnos miles de millones de euros, no reciben calificativo negativo alguno: sistema financiero, mercados, entidad financiera, entidad bancaria, comisario de asuntos económicos, agencia de calificación, hedge fund, fondo de inversión…
Cualquier cosa menos hijos de puta.
Sin embargo nosotros, los gentiles que nos atrevemos a quejarnos:
·     Somos unos vándalos
·     Damos mala imagen para el país
·     ¡Qué van a pensar los mercados!
·     Etc., etc. (léase: sandeces varias).
Es decir, que a los medios de desinformación les parece mucho más grave la quema de cuatro contenedores, que el “inocente” robo de miles de millones de euros.
Es decir:
·     Que mientras te la hincan, no debes ni decir un ¡Ay!
·     Que lo que hay que hacer es llevar pancartas que digan: “Por favor, no nos robéis”, con la total seguridad de que van a dejar de hacerlo en cuanto lean el mensaje.
·     Que, aunque te estén jodiendo, has de demostrar educación.
·     Que aunque te la estén hincando, no debes cagarte en su puta madre.
Es decir: ¡Que te calles, coño!


abap


Nos roban chicos, a manos llenas

El pasado 29 de Febrero de 2012, el banco central europeo entregó 529.530,81 millones de euros, al 1% de interés, a las entidades hurto-financieras europeas. Resulta notorio comprobar que casi la mitad de esas entidades eran alemanas.
El banco central europeo cede ese dinero al 1% para que, a continuación, estos ladrones, sin perder un minuto y con facilidad insultante, lo coloquen en “ayudas” a los estados al 3%, al 4%, al 8%, al 15%, etc.
Es decir: El banco central europeo no entrega directamente ese dinero al 1%, a modo de ayuda, a los estados necesitados.
No.
Se lo da a los “ladrones financieros” para que a continuación, y sin valor añadido alguno, nos lo “preste” con un jugoso diferencial que los ciudadanos, finalmente, tendremos que pagar.
¿Por qué?
¿Para qué?
No se entiende… siendo bien pensados.
Extraño, ¿no?
¿Sospechoso?
¿O son imaginaciones mías?
Pero… a ver… Europa… ¿no somos todos?
¿Europa y el banco central europeo no trabajan para nosotros los ciudadanos?, ¿no son nuestros amigos?
Pregunta: ¿Por qué el banco central europeo no nos da el dinero directamente a nosotros al 1%, y así nos ahorramos muchísimo dinero en intereses?
Respuesta: Porque entonces los ladrones no harían el negociete del siglo.
¿Y los gobiernos?
¿Los gobiernos?..., ¿de qué me hablas?
Pobres de nosotros, inocentes corderos, en qué manos hemos caído.
Pobres griegos hoy, pobres españoles mañana.
A los medios de des-información:
Los que queman 4 contenedores en las calles y rompen las lunas de las respetables entidades financieras son vándalos peligrosos; los que nos están robando a manos llenas hundiéndonos en graves penurias, con esta codicia e insensibilidad, verdaderos psicópatas, son respetables instituciones financieras.
¡Acojonante!


abap


martes, 14 de febrero de 2012

¿Reforma laboral?


Juan Rosell, presidente de la CEOE.
Los empresarios están encantados con la reforma laboral. Se les nota en la cara.

Finalmente, la indemnización, en uno de los supuestos (simplemente por poner un caso), será de 33 días por año trabajado.

Y yo me pregunto: ¿Y por qué 33 días y no 20? ¿Ó 35?
¿O ningún día?

El problema de estos chicos es que, como todos, no centran el tiro.

¿Son realmente 33 días su mejor idea, su mejor razonamiento?
Por supuesto, lo han meditado profundamente, ¿no?

¿O es, simplemente, lo más que se han atrevido a plantear?
Esta es su reforma “agresiva”.
Es decir, de ahí no bajarán, ¿no?

Quiero motivos, necesito razones que justifiquen esos 33 días.
¿Por qué 33 días por año trabajado?

¡Ay, ingenuo de mí!, pensar que hay razones, reflexiones, razonamientos, finalidades…

No han hablado de la propia naturaleza de la indemnización, ni de la cobertura social de los desempleados, ni del estado del bienestar…
Simplemente, han bajado a 33 días.

Eso sí, nuestros colegas europeos –y los mercados- van a alucinar con nosotros.

¡Con dos cojones!


abap


Tomadlo todo





No me ha quedado más remedio que aceptarlo: Estamos en crisis.
Pero me ha costado.
He tenido que ver los millones de parados y los miles de pymes difuntas para, finalmente, aceptar que estamos en crisis.

Pero… ¡qué crisis más curiosa!
Me recuerda a las modernas guerras selectivas de los yankees. Y es que esta crisis es también selectiva, no afecta a todos: Sólo afecta a los currantes y a las pequeñas empresas.

Por el contrario, vosotras, queridas empresas IBEX35, parecéis inoculadas, seguís batiendo –milagrosamente, trimestre a trimestre- records de beneficio.

Por favor, seguid anunciando vuestros suculentos beneficios a bombo y platillo; de verdad, no nos importa; nos encanta observar, desde la cola del paro, cómo ganáis tantísimo dinero, cómo os estáis forrando.



Las empresas IBEX35 no tenéis que vender vuestros activos para sobrevivir en tiempos de crisis.
¡No, por favor! 
Tomad nuestro dinero, ese dinero que tanto nos cuesta adquirir en “los mercados”, y sanead vuestros negocietes tras haber metido la pata hasta las gónadas.
Vosotros no vendáis vuestro patrimonio, no sea que vuestros balances se vean afectados y vuestros beneficios mermados.
Ya los malvendemos nosotros.

No, no paguéis lo que os habéis buscado con vuestra nefasta gestión de vuestros negocios, ya lo pagamos nosotros.

Vosotros que ya os quedasteis con los monopolios y otras empresas que nos pertenecían a todos los españoles (Telefónica de España, Campsa, Tabacalera, Endesa, Argentaria, Enagas, Ence, Gesa, Acesa, Red Eléctrica, Aldeasa, etc., etc., etc.), seguid, por favor, y rematad la faena con lo poco que habéis dejado.
Continuad con lo que queda de todo aquella actividad -todavía pública- que huela a dinero. Y tomad, asimismo, los exiguos fondos que ya nos quedan para que podáis “sanear” los negocietes recién robados (perdón, "privatizados").

Quedaos con las Cajas de Ahorro -públicas ellas- que habéis hundido, y no os preocupéis que ya nos quitaréis los fondos que necesitéis para reflotarlas.
Quedaos con los servicios públicos que vais a privatizar para mejorar aun más vuestras cuentas de resultados y vuestro total control del cotarro.
Y quedaos también con los derechos que los currantes hemos conseguido acumular al cabo de tantos años.

Por favor, tomadlo todo, no os limitéis.
No esperéis más, ya estamos suficientemente acobardados.
Pero hacedlo rápido, así nos dolerá menos.
No queremos que os enfadéis y todo se vuelva peor de cómo lo estáis dejando.

Y sabed, finalmente, que ya no vamos a utilizar cinturón: Así todo será más rápido y sencillo.


abap


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